
Entér@te No. 42. 2 de mayo de 2025
Innovación y emprendimiento en la Facultad de Química de la UNAM

Mtra. Úrsula Dávila García, directora Ejecutiva del Patronato de la Facultad de Química.
Por Alejandra Zapata
El medio día del 26 de marzo comenzó con aroma a café e innovación en la Facultad de Química de la UNAM. En el marco del encuentro «Ciencia, Conciencia y Café», se reunieron voces importantes en el impulso del emprendimiento universitario: Úrsula Dávila, representante del Patronato de la FQ; Rolando Bernal, responsable de la vinculación industria-academia; y el doctor Carlos Amador Bedoya, director de la Facultad.
En el centro de la conversación se colocó la figura del investigador del siglo XXI, ese que no se conforma con publicar en revistas especializadas, sino que busca trascender las aulas, laboratorios y cubículos para generar un impacto social desde su disciplina.
Úrsula Dávila recordó los inicios del Patronato de la Facultad de Química, fundado hace 35 años por el doctor Francisco Barnés, como una forma de reunir a egresados que colaboraran con la Facultad de Química para ayudar a enfrentar diversos retos. El resultado fue la recaudación de cerca de 10 millones de dólares para nuevas instalaciones. Desde 2008, la misión del organismo se ha ampliado hacia el fomento de la innovación, tejiendo puentes y alianzas entre la academia y el mundo empresarial.
Rolando Bernal compartió que, desde 2016, el emprendimiento estudiantil se ha convertido en una herramienta clave. Con alianzas como la que se realizó con el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), los estudiantes han accedido a programas que fortalecen sus habilidades de emprendimiento. Proyectos como celdas de combustible de hidrógeno o sustitutos de proteína animal incubados en Houston, presentados en el primer bootcamp de 2018, dan cuenta del talento que se forma en la Facultad.
En su turno, el director de la Facultad de Química, el doctor Amador Bedoya, subrayó que la UNAM, especialmente tras la pandemia, ha demostrado su capacidad para responder con tecnología útil. Sin embargo, también reconoció la necesidad de robustecer la infraestructura y convertir el conocimiento en soluciones tangibles.
Una idea dominó la charla: formar químicos que también sean emprendedores. La Facultad apuesta por una educación integral, donde se enseñen tanto reacciones químicas como estrategias de mercado. La ciencia, dijeron, también debe saber venderse y sostenerse.
La conversación no esquivó retos como la desvalorización de la carrera científica entre los jóvenes. La sobrecarga en la educación media superior y la urgencia de ofrecer modelos inspiradores, también fueron abordados.
Así, entre tazas de café, diálogos inteligentes y risas, la Facultad de Química reafirmó su lugar como un espacio donde las ideas buscan revolucionar el mundo, una molécula —y una empresa— a la vez.